Son varias las situaciones en las que se puede requerir la implantación de un desfibrilador automático implantable (DAI).
Es posible que ya haya experimentado una arritmia ventricular potencialmente mortal, ya sea cierta o sospechada. Volver a sufrir una arritmia podría suponer un peligro. Los médicos se refieren a esta situación como «prevención secundaria de la muerte cardíaca súbita» o, simplemente, como «prevención secundaria». En este caso, se le puede ofrecer un desfibrilador solo, combinación con un tratamiento farmacológico de medicamentos antiarrítmicos o tras la terapia de ablación de la arritmia.
También es posible que nunca haya tenido arritmias, pero que tenga un alto riesgo de desarrollar arritmias potencialmente mortales debido a una enfermedad cardíaca diagnosticada. En este caso, el desfibrilador se ofrece como medida de «prevención primaria (de muerte súbita cardíaca)».
Por último, de forma similar a la anterior, puede darse el caso de que se haya detectado una enfermedad en su familia o que usted sea portador de la enfermedad o de la anomalía genética que la causa, lo que conlleva un alto riesgo de arritmias potencialmente mortales. En este caso, a veces se le puede recomendar un desfibrilador como medida de «prevención primaria».