Muchas patologías se pueden tratar con un dispositivo cardíaco. Estas patologías se pueden dividir en cuatro categorías generales:
En algunos pacientes, el corazón late demasiado lento. Las señales eléctricas pueden seguir el sistema de conducción normal del corazón, que comienza en el nodo sinusal y viaja hacia los ventrículos, pero la frecuencia de las señales (latidos por minuto) que se producen en el nodo sinusal es demasiado baja. Esta patología se denomina bradicardia sinusal. A veces, las señales del corazón se producen en el nodo sinusal con una frecuencia normal, pero ninguna (o solo un pequeño porcentaje de estas señales) llega a los ventrículos. Esta patología se denomina bloqueo auriculoventricular o bloqueo AV.
La causa más frecuente de ritmo cardíaco lento es el envejecimiento normal del corazón y de su sistema de conducción. Sin embargo, algunos medicamentos, como los betabloqueantes o determinadas afecciones cardíacas (por ejemplo, una enfermedad del músculo cardíaco, un infarto de miocardio o ciertas afecciones genéticas) también pueden causar un ritmo cardíaco lento, lo cual requiere tratamiento. Un ritmo cardíaco lento puede no mostrar ningún síntoma. Sin embargo, en la mayoría de los casos, puede causar síntomas como cansancio, disminución de la tolerancia al ejercicio, mareos, desmayos o incluso, en el peor de los casos, paro cardíaco. En algunos casos, una anomalía del ritmo cardíaco puede tratarse abordando la afección subyacente (por ejemplo, suspendiendo la medicación causante). Cuando esto no es posible o no es suficiente, se puede necesitar un dispositivo cardíaco llamado marcapasos.
Un marcapasos suele implantarse en pacientes de edad avanzada, ya que el envejecimiento del corazón es la razón más común de la disfunción del sistema de conducción normal. Sin embargo, algunos pacientes jóvenes también pueden necesitar un marcapasos, sobre todo si tienen otra patología cardíaca o se han sometido a una operación cardíaca que ha afectado el sistema de conducción.
En la insuficiencia cardíaca, el músculo cardíaco a menudo bombea con poca fuerza, por lo que es incapaz de bombear suficiente sangre a los pulmones o al resto del cuerpo. Esto puede empeorar cuando hay determinados problemas de conducción eléctrica a través del músculo cardíaco que derivan en la descoordinación del músculo en los ventrículos (bloqueo de la rama izquierda del haz). Esta afección se denomina disincronía cardíaca o ventricular.
La disincronía cardíaca puede empeorar los síntomas de insuficiencia cardíaca (falta de aliento, cansancio, mareos, palpitaciones, inflamación de tobillos y piernas, tos, etc.). Los medicamentos que se utilizan para tratar la insuficiencia cardíaca pueden reducir los síntomas y mejorar la función del corazón. Sin embargo, en algunos casos graves, se puede necesitar la implantación de un dispositivo cardíaco, llamado terapia de resincronización cardíaca (TRC) o marcapasos biventricular.
En muchas situaciones, es normal tener un ritmo cardíaco acelerado. La frecuencia cardíaca debería aumentar durante el ejercicio, la excitación o el estrés. La frecuencia cardíaca natural puede ser más rápida de lo habitual cuando se está enfermo. Este tipo de frecuencia cardíaca rápida se debe al marcapasos natural del corazón, el nodo sinusal, que trabaja más y utiliza el sistema de conducción normal. Se conoce como taquicardia sinusal.
Sin embargo, hay veces que las señales eléctricas pueden sufrir un «cortocircuito» dentro o fuera del sistema de conducción normal, lo que hace que el corazón lata demasiado rápido. Este ritmo anormal y rápido también se denomina taquicardia, de la que existen varias formas. La taquicardia no siempre es peligrosa, pero puede causar molestias o, en raras ocasiones, síntomas aún más graves. Cuando la taquicardia se inicia en los ventrículos cardíacos (taquicardia ventricular), los ventrículos pueden relajarse y bombear tan rápido que no consiguen bombear la sangre suficiente en cada contracción. Esta reducción en el suministro de sangre y de oxígeno al resto del cuerpo, incluido el cerebro, a veces puede causar una pérdida de conciencia (desmayo). En muy raras ocasiones, la velocidad de la taquicardia ventricular puede ser tal que puede causar un paro cardíaco repentino.
Hay muchas afecciones que pueden causar ritmos cardíacos rápidos peligrosos (taquicardias ventriculares). Una de las patologías más comunes es el infarto de miocardio (ataque cardíaco). Otras afecciones que predisponen a las taquicardias ventriculares son la insuficiencia cardíaca, la enfermedad del músculo cardíaco (como músculo cardíaco agrandado), algunos medicamentos o incluso afecciones genéticas que afectan al sistema eléctrico del corazón (por ejemplo, síndrome del QT largo, síndrome de Brugada, etc.). En algunos casos, se desconoce la causa del ritmo cardíaco rápido.
Cuando la causa de la taquicardia ventricular no es reversible (por ejemplo, cuando hay una cicatriz permanente en el músculo cardíaco causada por un infarto de miocardio), la medicación no es suficiente y el riesgo de nuevos episodios de taquicardia ventricular o paro cardíaco es alto, se puede implantar un desfibrilador automático implantable (DAI).. Los DAI se pueden implantar a cualquier edad, en función de la afección subyacente que causa las taquicardias.
A veces, es difícil diagnosticar un trastorno del ritmo cardíaco rápido o lento porque ocurre con muy poca frecuencia. Por ejemplo, una persona puede tener sensación de desmayo o experimentar frecuencia cardíaca acelerada cada dos semanas o meses. En tales casos, usar un monitor de ECG ambulatorio durante unos días, a menudo, no basta para captar un evento, por lo que es necesario implantar un pequeño registrador para monitorizar el ritmo durante un período de tiempo más largo.